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miércoles, 26 de septiembre de 2007

LOS YANQUIS SIEMPRE VAN A LOS PLAY OFF


César Sánchez Beras

El pueblo latino en su argot sobre el béisbol, utiliza muchos términos para demostrar su enorme capacidad para analizar el desarrollo del pasatiempo más apreciado por los latinoamericanos. Por eso me valgo de este título para adentrarme en un acontecimiento político que marcó de forma sempiterna a más de un pueblo de nuestro continente.

A diario en los análisis populares que hacen los fanáticos, escucho una expresión que me sobrecoge, tanto por las garras que tiene como mensaje subliminal en el campo deportivo, como el que indudablemente tiene en el campo sociopolítico.

“Los Yanquis son los Yanquis” dicen mis amigos de Pollo Típico cuando está en su momento más emocionante el juego de pelota, y me lo repiten “ Los Yanquis son los Yanquis” y cuando los escucho digo para mí: Si los yanquis son los yanquis en todos los juegos y en todos los terrenos.

Los Yanquis son los Yanquis... y esto se ha repetido a lo largo de toda la historia de este gran país, donde la política internacional de sus dirigentes encumbrados, ha jugado un juego diferente al que el pueblo norteamericano ha deseado. Desde los tiempos coloniales, el juego le ha dado tanto resultado que no han cambiado la estrategia, a lo sumo, han modificado el uniforme, han cambiado la rotación de sus abridores, pero en esencia, el juego ha sido el mismo: A los contrario, los ponchamos o compramos los árbitros.

Juego contra República Dominicana

Cuando se celebraron las elecciones generales de 1963, el pueblo dominicano conformó un gran team para ganar el juego de las reivindicaciones sociales. Tenía para entonces una alineación excelente, dirigida por el Juan Bosch Gaviño, quien entre otras cosas tenía como reglas de juego la libertad y la democracia para todos los jugadores, sean o no de su equipo. Con el alegato de que ese juego se parecía mucho al juego cubano, Los que siempre van a los play off, apoyaron las turbas de las gradas para que convulsionaran el partido. Una vez el juego fuera de control, entraron ellos en acción para imponer no solo otro dirigente, sino otros jugadores, cuyos receptores solo entendían las señas del dirigente norteamericano. Para entonces las gorras de los mulos del Bronx la llevaban Lindo B. Johnson y John F. Kennedy.

El resultado todos los fanáticos lo saben, Los yanquis son los Yanquis, ganaron el juego de 1965, igual como ganaron el “Amistoso” de 1916.


El juego de septiembre contra Chile

El pasado 11 de septiembre los fanáticos de las causas perdidas, recordamos el juego triste que perdiéramos hace 3 décadas en Santiago de Chile. Será cuesta arriba hacer memoria para los nuevos seguidores de los Yanquis, seria ardua la lucha para explicarles que el juego que perdieron los Big Leaguers el 11 de septiembre del 2001, no era un juego más, como ello se empeñan en pensar, sino que ese juego era la contra parte de aquel que ellos ganaron a sangre y fuego, pues después de perder por carreras, quisieron imponerse a batazos indiscriminados.


Score report del juego:


El equipo chileno había ganado en todas las eliminatorias del Wild Card. En el juego decisivo logró imponerse con un juego limpio, con jugadores que apostaban a la poesía y a la belleza. Jugadores nuevos para un partido nuevo, para jugar en la América que tenia poca suerte con los juegos democráticos.

El Team estaba conformado por bateadores de la talla de Pablo Neruda, que animaba a los fanáticos con sus versos de amor. También tenían corredores en la banca como Nicanor y Violeta Parra, quienes además de jugar inspiraban a los fanáticos a aplaudir el nuevo juego americano. Y sobre todo que el mundo veía, como hacía mucho tiempo no lo hacía, un juego hermoso, libre, democrático, donde se respetaban las reglas del juego, aunque les fueran contrarias. Era demasiado lindo para durar nueve entradas.

Cualidades del Manager Chileno

El dirigente chileno Salvador Allende, lo tenia todo para ganar el juego:
Profesionalismo: Su doctorado en medicina le daba la jerarquía que muy pocos dirigentes modernos en la actualidad pueden exhibir. Sobre todo hoy, cuando cualquier patán llega a dirigir equipos. Degradando la tradición americanista de la magistratura de los que dirigen.

Lealtad: Allende tenia compromiso con los fanáticos más pobres, pues su larga preparación democrática, desde los salones de clases de la universidad, habían conformado su entereza como dirigente popular.

Estrategia: Su juego se sustentaba en total respecto por las reglas más elementales de los derechos de los jugadores, sean o no de su equipo. Nacionalización de las tierras ocupadas por equipos extranjeros y elevar el nivel de vida de todos los jugadores de Chile.

Debilidad del juego de Allende:

Salvador Allende como dirigente de grandes ligas, había perdido dos juegos anteriores contra Jorge Alessandri y Eduardo Frei. Muchos de sus compañeros de equipo pensaban que su estrategia debía ser tirarle mas pegado a los jugadores contrarios y dejarse de bola suaves democráticas con gentes que no respetaban las reglas del juego. Otros, sin embargos pensaban que Allende usaba demasiado la izquierda para jugar.

Aun y con los grandes aciertos del juego de Salvador Allende, su equipo no pudo mantenerse en el torneo. Su juego se parecía mucho a un juego que los Yanquis habían perdido con el equipo cubano y los árbitros militares chilenos, dirigidos por el triple A Augusto Pinochet, solo obedecían las señas del equipo norteamericano. Esta vez los yanquis estaban “mal dirigidos” por Richard Nixon ( El mismo que suspendieron del salón de la fama por escuchar conversaciones privadas de otros equipos) y el coach de tercera, Henry Kinssinger.

Septiembre 11 de 1973, el juego final.

Este septiembre , recordamos en todo el planeta el juego que perdieron los Big Leaguers contra un aparente equipo combinado de medio oriente. Las cadenas televisivas multinacionales no dejarán ningún ángulo inédito a las jugadas de esa mañana neoyorquina, en que perdieron violentamente un juego que ni siquiera estaba en cartelera. Pero los fanáticos más viejos, como yo, recordamos también el juego en que Chile perdió a uno de sus mejores dirigentes y truncó, quizás para siempre uno de los mejores juegos democráticos en los anales mundiales del béisbol político.

Durante mas de tres años, la estrategia de jugar en equipo le estaba dando resultado a la novena chilena, en todo el país, se hablaba de las nuevas reglas del juego de este dirigente nuevo apoyado por todos los equipos nacionales. Sin embargo su política de nacionalización del cobre chileno y de las tierras detentadas por extranjeros, había molestado a los árbitros militares, que eran azuzados por los que se creen dueños de todos los terrenos y de todos los parques del mundo.

Aquel septiembre, Salvador Allende dirigió su último juego para el equipo de Chile, pero pasó a formar parte del salón de los inmortales que juegan otro juego, el salón de los que juegan limpio. Lo recuerdo como ahora, el equipo de Chile estaba perdiendo el juego, aunque realizaba buenas jugadas y sus jugadores se entregaban todo por el todo en el terreno. Los mulos del Bronx, ante el avance del respaldo de la fanaticada de las gradas, arreciaron con sus trampas y sus viejas cizañas. En una jugada que el dirigente Richard Nixon, pensaba maestra, propuso a la novena chilena que salieran del parque y ellos ganar por ausencia. Pero ellos no sabían realmente con quienes estaban jugando, cuando todo apuntaba a que se perdería el juego como siempre, Salvador Allende, jugó su ultima carta, realizó su jugada mas dramática, y se inmoló junto a sus jugadores.

Los cables de prensa de ese día, eran un mar de conjeturas y contradicciones, unos que se había suicidado en medio del juego, otros que habían sido víctima de un complot de sus mismos jugadores. Pero la verdad, la única verdad, la misma idéntica verdad de todos los juegos, los jugadores de la Casa Blanca, no se podían permitir perder otro juego como el que perdieron en 1959 contra Cuba, no se podían dar el lujo de quedar fuera del Wild Card de Chile, y en una jugada violenta, bombardearon el estadio de La Moneda, aquel 11 de septiembre de 1973. No solo murió el dirigente, murieron muchos jugadores civiles inocentes, murió el gran jugador Pablo Neruda, ante el dolor y la tragedia de su pueblo.

Por eso cuando escucho a mis amigos hablar en materia de béisbol, vanagloriarse de que” Los yanquis son los yanquis”... lo secundo con dolor y con nostalgia.. y digo para mí, solo para mí: Si, los Yanquis son los Yanquis, perdieron el juego de Vietnam, el de República Dominicana y están perdiendo en la octava entrada en Irak, pero no hay dudas, los Yanquis son los Yanquis y van a todos los Play Off

FLOR DE CAÑA

Por ti la celebración
encuentra siempre testigos,
y los otros, son amigos
y la partida traición.
Contigo cada canción,
nos resulta interesante,
y nos recuerda una amante
que perdimos en la vida
por ti cerramos la herida
minuto atrás, lacerante.

Eres fuego alucinante
que multiplica el deseo,
por ti se ausenta Morfeo
y llega Baco triunfante.
Eres santo del errante,
que mitiga la pobreza,
das abolengo y realeza
a los nacidos plebeyos,
por ti los cuerpos son bellos
y todas tienen belleza.

Donde tú llegas, la risa
se convierte en un derecho.
Y quien se siente deshecho
resurge de la ceniza.
Contigo la tierra avisa
que lo mejor de su entraña
es esa flor que no engaña,
por su blancura y crisol,
ellos te llaman: Alcohol
yo te llamo: Flor de caña.

César Sánchez Beras