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martes, 9 de noviembre de 2010

POETA DE LA SEMANA



GUILLÉN, NICOLÁS
(1902-1989)

Poeta cubano al que se le considera un genuino representante de la poesía negra de su país.

Trabajó como tipógrafo antes de dedicarse al periodismo y darse a conocer como escritor. Desde su juventud participó intensamente en la vida cultural y política cubana, lo que le costó el exilio en varias ocasiones. Ingresó en el Partido Comunista en 1937, y tras el triunfo de la Revolución cubana en 1959 desempeñó cargos y misiones diplomáticas de relieve.

Inició su producción literaria en el ámbito del posmodernismo y la afianzó en el de las experiencias vanguardistas de los años veinte, en cuyo contexto se convirtió pronto en el representante más destacado de la poesía negra o afroantillana. Sin renunciar a otras posibilidades, en Motivos de son (1930), Sóngoro cosongo. Poemas mulatos (1931), West Indies Ltd. (1934) y poemas dispersos en libros posteriores, usó todos los recursos característicos de esa poesía con la voluntad de lograr una expresión auténtica para una cultura mulata, la propia de un país mulato como él mismo, y manifestó una preocupación social que se fue acentuando con el paso de los años.

Desde West Indies Ltd., evolucionó rápidamente hacia esas preocupaciones políticas y sociales: en Cantos para soldados y sones para turistas (1937), El son entero (1947) y La paloma de vuelo popular (1958), mostró su compromiso con la patria cubana y americana, con sus hermanos de raza y con todos los desheredados del mundo, mientras en España. Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937) acusó el impacto de la Guerra Civil española y el asesinato de Federico García Lorca. Crítico con la injusticia y el imperialismo, eso no le impidió verse afectado por las inquietudes neorrománticas y metafísicas que también dominaron la literatura de esa época, pues el amor y la muerte son también temas fundamentales en su poesía. Con Tengo (1964) manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria, y Poemas de amor (1964), El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario que a diario (1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel. Poemas para niños y mayores de edad (1977) demostrarían su capacidad para conjugar preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión siempre renovadas. En Prosa de prisa (1975-1976) se han recogido sus trabajos periodísticos.

(Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile)



CANCIÓN



¡De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera !
¡Yo, muriendo!

Y de que modo sutil
me derramo en la camisa
todas las flores de abril

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
¡No soy tanto!

En cambio, ¡Qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera
¡Yo, muriendo!



EL ABUELO



Esta mujer angélica de ojos septentrionales,
que vive atenta al ritmo de su sangre europea,
ignora que en lo hondo de ese ritmo golpea
un negro el parche duro de roncos atabales.

Bajo la línea escueta de su nariz aguda,
la boca, en fino trazo, traza una raya breve;
y no hay cuervo que manche la geografía de nieve
de su carne, que fulge temblorosa y desnuda.

¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;
boga en el agua viva que allí dentro te fluye;
y ve pasando lirios, nelumbos, lotos, rosas;

que ya verás, inquieto, junto a la fresca orilla,
la dulce sombra oscura del abuelo que huye:
el que rizó por siempre tu cabeza amarilla.


Mujer nueva

Con el círculo ecuatorial
ceñido a la cintura como a un pequeño mundo
la negra, mujer nueva,
avanza en su ligera bata de serpiente.

Coronada de palmas,
como una diosa recién llegada,
ella trae la palabra inédita,
el anca fuerte,
la voz, el diente, la mañana y el salto.


Madrigal


Tu vientre sabe más que tu cabeza
y tanto como tus muslos.
Esa
es la fuerte gracia negra
de tu cuerpo desnudo.

Signo de selva el tuyo,
con tus collares rojos,
tus brazaletes de oro curvo,
y ese caimán oscuro
nadando en el Zambeze de tus ojos.

Chorro de sangre joven
bajo un pedazo de piel fresca,
y el pie incansable
para la pista profunda del tambor.