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domingo, 10 de abril de 2011

DULCE MARÍA LOYNAZ

A la del amor más triste

Tú, que amas un amor fantasma
Y que das un nombre a la niebla,
A la ceniza de los sueños...

Tú, que te doblas sobre ti
Misma como el sauce se dobla
Sobre su sombra reflejada
En el agua... Tú, que te cierras
Los brazos vacíos sobre el
Pecho y murmuras la palabra
Que no oye nadie, ven y enséñame
A horadar el silencio,
A encender, a quemar la soledad...



Agua escondida


Tú eres el agua oscura
Que mana por dentro de la roca.
Tú eres el agua oscura y entrañable
Que va corriendo bajo la tierra,
Ignorada del sol,
De la sed de los que rastrean la tierra,
De los que ruedan por la tierra.
Tú eres agua virgen sin destino y sin nombre
Geográfico; tú eres la frescura intocada,
El trémulo secreto de frescura, el júbilo secreto
De esta frescura mía que tú eres, de esta agua
Honda que tú has sido siempre,
Sin alcanzar a ser más nada que eso;
Agua negra, sin nombre...
¡Y apretada, apretada contra mí!



Balada del amor tardío


Amor que llegas tarde,
Tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado
Camino llegas a mi soledad?

Amor que me has buscado sin buscarte,
No sé qué vale más:
La palabra que vas a decirme
O la que yo no digo ya.

Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
Lejana... -No me des tus rosas frescas;
Soy grave para rosas. Dame el mar.

Amor que llegas tarde, no me viste
Ayer cuando cantaba en el trigal...
Amor de mi silencio y mi cansancio,
Hoy no me hagas llorar.



Canción del amor olvidado

Para el amor más olvidado
Cantaré esta canción:

No para el que humedece los ojos todavía...
Ni para el que hace ya
Sonreír con un poco de emoción...

Canto para el amor sin llanto
Y sin risa;
El que no tiene una rosa seca
Ni unas cartas atadas con una cinta.

Sería algún amor de niño acaso...

Una plaza gris... Una nube... No sé.

Para el amor más olvidado cantaré.

Cantaré una canción
Sin llamar, sin llorar, sin saber...
El nombre que no se recuerda
Pudo tener dulzura.

Canción sin nombres
Quiero cantarte
Mientras la noche dura.

Cantar para el amor que ya no evocan
Las flores con su olor
Ni algún vals familiar...
Para el que no se esconde entre cada crepúsculo,
Ni atisba ni persigue ni vuelve nunca más.

Para el amor más olvidado
-El más dulce-,
El que no estoy segura de haber amado.

GOTAS DEL SABER

Bacante: Técnicamente las bacantes eran las mujeres griegas que adoraban al dios Baco, pero luego su nombre se uso también para hacer referencia a las grandes fiestas que se organizaban en todo el mundo romano en honor a este mismo dios, aunque también se usaba el termino bacanales para referirse a estos días de absoluto desenfreno donde el vino ocupaba un lugar privilegiado. Tal era el descontrol en estas fiestas que el Senado romano prohibió la celebración de estos ritos y sus excesivos banquetes a principios del siglo II A.C. Pese a la prohibición las bacantes o bacanales se siguieron celebrando con más o menos intensidad, dependiendo de la rigidez del control sobre el cumplimiento de la ley, hasta derivar en los carnavales que hoy día vemos en muchas ciudades del mundo entero.

Cathedra: Silla sin reposabrazos con respaldo ligeramente curvo. Al principio solo la usaban las mujeres, por considerarla demasiado lujosa, pero pronto su uso de extendió también a los hombres. Era usada luego por los jueces para impartir justicia o por los profesores de retorica clásica. De ahí la expresión “hablar ex Cathedra”.

Hetera: o hetaira era una cortesana o prostituta de lujo en Grecia y, por extensión de su cultura en todo el mundo helenístico. Eran damas de compañía que además de hermosas estaban educadas en literatura, música o danza. Normalmente ejercían esta actividad extranjeras o antiguas esclavas. Su importancia social era grande, siendo las únicas mujeres que podían asistir a los simposios o banquetes griegos y sus opiniones eran respetadas. Hay quien ha querido ver en las heteras una forma de vida similar a la de las geishas japonesas.