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domingo, 3 de febrero de 2008

POETA DE LA SEMANA


JULIA DE BURGOS
(1914 – 1953)

Poetisa, dramaturga y educadora puertorriqueña. Nació en el Barrio Santa Cruz, en Carolina, Puerto Rico. Falleció en Nueva York, Estados Unidos. Su obra puede ser caracterizada por una capacidad enorme de proyectar la feminidad de su tiempo. Pero también por la problemática personal, tanto de su vida ajetreada y, a veces, hasta turbulenta, como de la intuición de su inminente su muerte.

Su familia era numerosa y pobre, pero sus padres se preocuparon por la educación de sus hijos. En el Barrio Santa Cruz, asistió Julia a la escuela primaria. Desde niña mostró una gran inteligencia. En ciudad Carolina lleva a cabo sus estudios secundarios. Terminada la secundaria, ingresó en la Universidad de Puerto Rico, recinto Río Piedras. Sin embargo, no terminó sus estudios superiores, aunque, antes de dejarlos, obtuvo el Certificado de Maestra.

Desde su inicio en el magisterio se dedicó a la creación poética. Uno de sus primeros poemas fue el famoso "Río Grande de Loíza". Por ese tiempo, se puso en contacto con algunos de los poetas puertorriqueños modernistas, como Luis Lloréns Torres y los vanguardistas Luis Pelés Matos y Evaristo Rivera Chebremont. En su poesía se refleja su problemática vital en todos sus aspectos: el feminismo, una vida ajetreada y el amor bajo sus múltiples vertientes, a veces con una sencillez atractiva, pero lo más común bajo la nota de un amor altamente sensual, erótico y desgarrador. Recuerda, servatis servandis, la poesía amorosa y torturada tanto de la uruguaya Delmira Agustini como de la argentina Alfonsina Storni, en particular por su fuerza expresiva.

En 1940, Julia Brugos viajó a Nueva York. En esta temporada fue muy activa, tanto en recitales de su propia poesía, como en discursos pronunciados en diversos centros culturales, casi siempre invitada por puertorriqueños radicados en esta metrópoli.

Abandona Estados Unidos para pasar a Cuba, uniéndose al doctor Jimenes Grullón, y en donde continuó con sus proyectos de conferencias y producción poética. Pudo identificarse fácilmente con el pueblo cubano, pero se le descubrió el incipiente cáncer mortífero, que le afectó su vitalidad y su producción poética.

Pronto tuvo que dejar Cuba, porque ocurrió la precipitada ruptura con su amante, el doctor Jimenes Grullón. Salió, pues, de Cuba para irse nuevamente a Nueva York. Conoció allí al músico Armando Marín. Se casaron y se trasladaron a Washington. En esta ciudad conoció brevemente al laureado poeta Juan Ramón Jiménez..

Volvió a Nueva York, pero su actividad literaria mermó mucho, debido a que, además del cáncer y de su inestabilidad psíquica, se vio adicta al alcohol y, a consecuencia, se le desarrolló una fuerte cirrosis hepática. Todo ello la llevó a una temprana muerte.

yo misma fui mi ruta

Yo quise ser como los hombres quisieron
que yo fuese: un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes,
y mis pies, planos sobre la tierra promisora
no resistían caminar hacia atrás,
y seguían adelante, adelante,
burlando las cenizas
para alcanzar el beso de los senderos nuevos.

A cada paso adelantado en mi ruta hacia el frente
rasgaba mis espaldas el aleteo desesperado
de los troncos viejos.

Pero la rama estaba desprendida para siempre,
y a cada nuevo azote la mirada mía se separaba más
y más y más de los lejanos horizontes aprendidos:
y mi rostro iba tomando la espresión que le venía
de adentro, la expresión definida que asomaba
un sentimiento de liberación íntima;
un sentimiento que surgía del equilibrio sostenido
entre mi vida y la verdad del beso de los senderos nuevos.

Ya definido mi rumbo en el presente,
me sentí brote de todos los suelos de la tierra,
de los suelos sin historia, de los suelos sin porvenir,
del suelo siempre suelo sin orillas
de todos los hombres y de todas las épocas.

Y fui toda en mí como fue en mí la vida…
Yo quiese ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida; un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes;
cuando ya los heraldos me anunciaban
en el regio desfile de los troncos viejos, se me torció el
deseo de seguir a los hombres,
y el homenaje se quedó esperándome.


"MI SENDA ES EL ESPACIO"

Para hallarte esta noche las pupilas distantes
he dominado cielos, altamares, y prados.
He deshecho el sollozo de los ecos perdidos...
tengo el hondo infinito jugando entre mis manos.

Siénteme la sonrisa. Es el último sueño
de una espiga del alba que se unió a mi reclamo...
Yo quiero que adelantes en espíritu y alas
mi canción enredada de trinos y de pájaros.

Te esperaré la vida. Levántame el ensueño.
Mírame toda en ascuas. Recuéstate en mis labios.
¡Tan simple, que en mitades iguales de armonía,
se rompieran a un tiempo tus lazos y mis lazos!

Vuélvete caricia. No quiero que limites
tus ojos en mi cuerpo. Mi senda es el espacio.
Recorrerme es huírse de todos los senderos...
Soy el desequilibrio danzante de los astros.


POEMA DEL MINUTO BLANCO"

Fue una actitud de éxtasis
desnuda en el misterio...

Abandonada y tímida se quedó la sonrisa
más allá de mis labios levantados en vuelo.
Una palabra débil que flotaba en sus ondas
se me hizo silencio...

Los ojos se me fueron perdiendo de sus órbitas
y cayendo en su centro...

Una quietud de rocas se filtró por mis poros
y escondió mis revuelos.

Transparente de esencias se rodó en el instante
mi emoción y mi cuerpo:
y fue el minuto blanco,
más allá de mi vida,
empujándome al cielo.



"ES NUESTRA LA HORA"

Traidores y Judas,
¡temblad!
que es nuestra la hora.
¡Nuestra!

Ya se acerca el grito de los campesinos
y la masa
la masa explotada despierta.
¿Dónde está el pequeño que en el "raquitismo" deshojó su vida?
¿Dónde está la esposa que murió de anemia?
¿Dónde está la tala que ayudó a sembrarla, la que hoy esta muerta?
¿Dónde está la vaca?
¿Dónde está la yegua?
¿Dónde está la tierra?

Campesino noble
tu desgracia tiene sólo una respuesta:
El imperialismo de Estados Unidos
tiene una ancha fosa:
allí está tu muerta
allí el pequeñuelo
allí tu vaquita
allí está tu yegua
tu "tala" y tu tierra.

Campesino noble
tu tragedia tiene sólo una respuesta:
afila tu azada
afeita el machete
y templa tu alma.

Baja de tus riscos
y cruza los prados borrachos de caña
¡!Acércate!
que en las poblaciones también hay tragedia
también hay desgracia.
Te esperan tus pobres hermanos del mangle
y los jornaleros
y las costureras
!Acércate!
mira las centrales:
!Allí está tu muerta!
Contempla el salvaje festín de las máquinas
agarra bien fuerte tu azada
y prosigue
y di "¡Hasta la vuelta!"
¡Acércate!
Aquí están los bancos.

Un papel tan sólo llenaría tu casa
de muchas monedas.
¿Lo tienes...? No obstante
Aquí está tu tierra
tu única vaquita
tu tala y tu yegua.

Contémplalo todo:
fachadas
banqueros
monedas.
Empuña bien fuerte el machete
y prosigue
y di "Hasta la vuelta"

¡ACÉRCATE!
Hay muchos que esperan
la llegada tuya
que es hoy decisiva en la causa nuestra
¡Agarra tu azada
¡empuña el machete
y abraza las filas de la INDEPENDENCIA!

Traidores y Judas,
¡temblad!
que es nuestra la hora;
Nuestra la victoria
nuestra la República
nuestra su grandeza.

Una patria libre se unirá al concierto
de los pueblos grandes
en Hispano América.
Y la tiranía bailará su danza
la danza macabra de la despedida
envuelta en la sangre de los mil traidores
que han alimentado
su vil salvajismo
y su cobardía

¡Formar compañeros
a formar,
que es nuestra la hora!
¡Nuestra!
¡Nuestra!
¡Nuestra!


Te seguiré callada (Julia de Burgos)


Te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles molidas de nostalgia,
o sobre las estrellas sonreídas de ritmos
donde mecen su historia tus más hondas miradas.

Mis pasos desatados de rumbos y fronteras
no encuentran las orillas que a tu vida se enlazan.
Busca lo ilimitado mi amor, y mis canciones
de espalda a los estático, irrumpen en tu alma.

Apacible de anhelos, cuando el mundo te lleve,
me doblaré el instinto y amaré tus pisadas;
y serán hojas simples las que iré deshilando
entre quietos recuerdos, con tu forma lejana.

Atenta a lo infinito que en mi vida ya asoma,
con la emoción en alto y la ambición sellada,
te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles, o sobre estrellas blancas.


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