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domingo, 20 de octubre de 2013

LOS MISTERIOS


Su bisabuelo era el encargado del mostrador en un colmado de un ingenio cañero,  en el este de un país caribeño, cuando  la crisis del azúcar a mediados del siglo veinte,  en los arreboles de la segunda gran guerra, perdió su trabajo, pero con una gran familia que mantener, decidió, pintar las cuatro sillas de su humilde sala, de color azul cielo, a cada una le coloco una cinta; Roja, amarrilla, verde, morada y blanca, planto en el centro de la sala una figura de madera, una copa grande de agua, en la esquina izquierda de la entrada, se puso una capa de abolorios, espejos y cascabeles , tomo un látigo de cuero y se fue en búsqueda de los incrédulos y de los creídos.

 Desde ese día, la familia ha tenido, tres curanderos, un santero un nigromante, un astrologo, lector del tarot,   nueve monaguillos, dos pastores interpretadores  y, hoy, con la solemnidad de los misterios, el será ordenado sacerdote, por el obispo de la arquidiócesis.

Asdrovel A. Tejeda

sábado, 19 de octubre de 2013

EL POETA


El era un humilde jornalero de un pueblo pobre del sur profundo, no sabía leer ni escribir, pero dentro de sus limitadas aspiraciones, le hubiese gustado escribir, para hacer poemas. Decidió un buen día ir a la capital, para buscar otros medios de vida, menos acuciantes. Recogiendo botellas, lo único que podía hacer, dada su falta de preparación, la vio bajándose de un carro de concho, en la Hincado, frente a la puerta del Conde, su impresión fue tan grande, que de repente, aprendió a leer y escribir, vacilante, se fue acercando a ella, le dijo con voz susurrante, hola, ella lo miro de soslayo, él al verse reflejado en sus ojos, se hizo filosofo, desde ese día, escribe los mejores poemas y abrazado a ella, dicta cátedras de filosofía. No ha vuelto a su pueblo del sur profundo, pues viaja todas las noches por el universo, agarrado del cabello de ella.

Asdrovel A. Tejeda

martes, 15 de octubre de 2013

MAL TIEMPO


 

Llueve profundamente  y los relámpagos con sus destellos, alumbran por un instante y me deja ver, las nubes acumuladas en el horizonte. Llueve y ni siquiera el consuelo de oír el repiqueteo de la lluvia, multiplicado por mil, en el techo que algún día nos cobijo, mientras el amor, retozón, se escondía debajo de la sabana, junto a tu cuerpo desnudo. Llueve y empiezo a oír los truenos  y, recuerdo la canción de tus quejidos, cuando minero, ahondaba en la veta de tu oro prohibido. Llueve, si, llueve en mi alma desde que te fuiste solitaria con los vientos de octubre, en este octubre cruel que moja  todo los rincones del recuerdo.

Asdrovel A. Tejeda

domingo, 6 de octubre de 2013

IMAGENES DE UN CORAZON ROTO

                                                                          1
Vestiré de luto por tu nombre, llenare de crespones negros mi ventana y al mirar la alegría de tus ojos moribundos, plantare mis jardines de flores rojas, haré una pira con sus pétalos y cantare todas las odas posibles del amor.
                                                                                  2
Me asaltan aleves tus recuerdos, se allegan sin invitación a la memoria, hacen fiesta en el salón de mi alma, bailan felices con mis tristezas, comparten con cada una de mis lágrimas, cantan  en cada una de las heridas  y en el vaivén parsimonioso de mi tiempo me graban tu nombre, letra por letra en la sangre.
                                                                                 3
En los bordes del silencio, cuando la madrugada, escondida de la luz de un Nuevo día, se pasea en penumbras por tu cuarto, entrare sigiloso en tus sueños, recorreré los caminos del pasado, en cada uno de tus ojos plantare una lagrima y cuando la lluvia floresca, volveré a mi desierto total, de vacío y olvido.

Asdrovel A. Tejeda

miércoles, 2 de octubre de 2013

RECUERDOS


Las penas pasan y se van, el dolor se va y pasa, los recuerdos , algunas veces, solo algunas veces, dependiendo la intensidad de lo vivido, se funden en el olvido, otros , permanecen dormidos y despiertan alguna vez con su carga de emociones pasajeras como un sueño lejano, como una ráfaga de viento que al pasar nos cala el alma. Pero hay, los que viven al costado, permanecen todo el tiempo a nuestro lado y al vaciar la última botella de la noche, nos llevan a la cama, derrotados.

Asdrovel A. Tejeda

martes, 20 de agosto de 2013

EL CAMINO


Sentada al lado del camino, en la entrada del puente de bajada, la vi con las manos en frente de su rostro, con un gesto de profunda pena, sus ojos anegados en llantos, me acerque silencioso y me senté a su lado, en un gesto solidario, respetando el dolor que emanaba como el agua de un dique abierto.

Al notar mi presencia, me miro y balbuciente me saludo diciendo: Perdone caminante que retrazo su camino con mi angustia, sé que no debo mostrar mis penas de esta manera, pero, al mirar el principio del camino de bajada, me detuve a mirar el pasado y no pude detener el dolor, que sin aviso oportuno, violó sin pudor el sentido correcto del manto indeleble que nos imponen las reglas y valores de los demás.

He vivido una vida buena, noble, con actores que me han colmado de alegría, de bienes y cariño, he subido por escalas, mecidas por los vientos de la dicha, caminado por las vías de los adoquines del éxito y, recogido con tino, los frutos abundantes de la vendimia en el lagar de los años vividos.

Sin embargo, logro decir después de un largo silencio, sin embargo, al pisar las baldosas que coronan la cima, satisfecha, al volver la vista, descubrí a lo lejos el guiño cargado de ternura de un amor perdido en el tiempo, que vino fiel a despedirme y que ahora comprendo con tristeza que fue el regalo más grande que me dono la vida y que deje marchar al comenzar el camino de subida.
Asdrovel A. Tejeda

martes, 13 de agosto de 2013

DOLOR



Este dolor que angustia mis penas, este surco abierto en el pecho como un largo camino de tristezas, ese olvido lejano que no llega solidario, a rescatarme  de las noches continuas de mis velas, en la veda  nostálgicas de tu boca, recorriendo los senderos de mi cuerpo, imagen lejana de un espejo, en la agonía trepidante del silencio,  en este infierno voraz donde queman los recuerdos.

Asdrovel A. Tejeda