CRONICA DE LA DESESPERANZA

"La verdadera tragedia de nuestro tiempo, no es el ruido ensordecedor de los malos, sino el silencio pasivo de los buenos." Martin L. King

El sábado 5 amaneció lluvioso, lluvia que se trocaba por nieve de tanto en tanto, yo me encontraba en Burlington, poblado del estado de Vermont, que dista aproximadamente una hora de la frontera de Canadá. Estaba en asuntos propios de mis labores de vida.
A las 9:30 salí del hotel donde me hospedaba y procedí a recorrer las dos horas y media, hasta la ciudad de Lawrence donde procedería a recoger a mi esposa para inmediatamente, salir a la ciudad de New York, cuando arribé a Lawrence estaba cayendo la nieve con fuerza, por lo que decidimos esperar a que amainara, mi esposa, dada la peligrosidad en la que incurriríamos en un viaje de alrededor de cuatro horas, con la carretera mojada y poca visibilidad, insistía en suspender el viaje, pero yo atenido siempre en el empeño de mi palabra, le rebatía diciéndole que había dado mi palabra y que entendía, como entiendo que el apoyo dado a las organizaciones es básico para el desempeño mismo de la esencia que nos debemos como comunidad. Por lo que en horas de la tarde, viendo que las condiciones no cambiaban salimos para New York y un viaje de cuatro horas, lo hicimos en alrededor de seis, pero finalmente, cerca de las ocho de la noche, arribamos a casa de mi hermana Georgina.

Siendo las 11:00 de la noche, llegamos a la actividad que por muchos años celebra la asociación de Ocoeňos en el condado de Queens; tan pronto llegamos nos encontramos que no habían mesas ni sillas, el presidente de la asociación, pretendía que nos retiráramos como habían hecho otros Ocoeňos que nos precedieron. Yo, un tanto incómodo, le dije no solo que había ido de lejos, sino que era cofundador y ex presidente de la Asociación y que me iba a quedar así fuera sentado en la pista de baile, alguien me reconoció, me pidió excusa y el Dr. Roa, muy atento nos consiguió acomodo en la mesa de la hija de la profesora Dolida. Procedí a saludar a los amigos Ocoeňos, cuando de repente anuncian la presentación del señor Carlos Castillo, cónsul en Haití y candidato a senador por el partido de la Liberación Dominicana.

Entre los juicios externados por el señor Castillo de manera muy atinada, moderada y sobre todo muy ponderada, se ganó mi admiración y respeto y creo que el de todo aquel que entienda que el servicio a la Patria debe estar por encima de banderías políticas, sino juzgue usted mismo, cito, “En la ciudad de Puerto Príncipe, Haití hay cientos de jóvenes Dominicanas ejerciendo la prostitución”, se le olvidó decir, que según estimados de las Naciones Unidas, cerca de 75.000 mil Dominicanas la ejercen por el mundo, sobre todo en Europa. Si no lo hacen para ganar meritos, cualquier persona con malas intenciones, pensaría que los gobiernos "democráticos" a uno de los cuales él le sirve, son culpables medulares de esta lamentable situación, pero además, carajo, el es cónsul en Haití, que ha hecho para revertir la situación de esas infelices que no han podido alcanzar, por dejadez, el modelo económico tan adelantado, tan humano y sobre todo tan equitativo, implementado por el gobierno de su partido en todo el territorio nacional. Pero si esta aseveración me dio idea de su capacidad de manejo acertado en la política, la siguiente me dio a entender que estamos ante un tremendo humanista "Estoy en un periplo para conseguir cooperación para los envejecientes del hospicio". EUREKA!!! Caramba que suerte tienen esos ancianos, por fin el sr. Castillo se dio cuenta que existen!!!!!! Yo, que parte de mi labor, consiste en trabajar para el departamento de viviendas del gobierno federal, al servicio de los envejecientes, no pude menos que emocionarme, pensé que había estado en Vermont, precisamente en un seminario para asuntos del cuidado de los envejecientes, la dignidad que requieren al ser tratados, sobre todo después de haber sido productivos a la sociedad, perdí mi tiempo en ese seminario, Carlitos (me permiten llamarlo así?, es que la emoción me embarga)podría dar cátedras a los que como yo hemos hecho del trabajo social un asunto serio.

Quiero proponer a Carlos para el premio Nobel, junto a Leonel a Félix Bautista a la caterva de adinerados producidos por el gobiernaso de los serios, en el interin no vuelvo a otra actividad en Queens, por alguna razón esa no es la misma asociación que presidí y que cuando yo rehusé aceptar el dinero donado (dos mil dólares)por los Ocoeňos ligados a asuntos ilegales, en una actividad en el club deportivo dominicano en el alto Manhattan en el 1988 y estos me amenazaron , todos como un solo hombre me apoyaron, por entender que una resquebrajadura moral iba a tener consecuencias futuras.

A mi salida del evento, no pude dejar de observar, enternecido casi al borde de las lágrimas, toda la propaganda del PLD desplegada en una mesa y entendí sin equívoco ninguno, que había confundido la fiesta de la Asociación por un mitin político.
QUE SIGA LA FIESTA!!!!!!!!!!!!!!!!