Tomó un poco de barro en sus manos y al sentirlo dúctil, le dio forma, sopló en la forma dada y al hacerlo,
con su aliento, le dio vida y con la vida, le llenó del universo y sus estrellas
le tejió de maravillas el pensamiento, le abrió los ojos a la hermosura. Calor
y frio, frio y calor, razón para entender y principios para elevar o para medrar bajo el árbol del manzano,
sendas por caminar o trillos que elevan a la cima.
Con sus manos cincelo sus angustias, sus temores y deseos, le llenó de esperanzas y afectos y le abrió la puerta del abismo y con cada
una de sus lágrimas le construyo un puente al infinito, una escala de valores y
valores que escalan sus razones, en las razones valederas de la escala.
Le despidió a la orilla del camino diciéndole con voz susurrante, el todo es tuyo ve y tómalo en mi nombre, púes en esencia eres como yo y serás mas cercano en la medida que creas que el final es el principio en el círculo perfecto de la vida, harás lo que hay que hacer y serás solo lo que hagas, por tanto, para ser tu o para ser yo, tendrás siempre que ser o nunca serás.
En la cuesta que baja, que las hay, o en el camino de subida al mirador de la más alta montaña , sentirás mi presencia y en tu respiración la mía, en cada bifurcación del camino estaré donde estés y al final de tus días, cuando el polvo vuelva al polvo, como debe ser, el viento borrara tu historia en esta fabula perfecta, de sueños vanidades y mentiras.
Asdrovel A Tejeda