Se arrodilló en el pretil del anden y con dolor infinito fue recogiendo uno a uno los pedazos y depositándolos con ternura y cuidado en una cajita de laca china.
Al llegar a su habitación, comenzó a componerlo con paciencia de orfebre de relojería.
Pasó el tiempo casi sin sentirlo y al terminar con desesperación y amargura se dio cuenta que el trozo mas grande e importante de su corazón faltaba, lo perdió cuando cayó, al verla partir esa fría mañana de invierno.
Asdrovel Tejeda Acevedo
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1 comentario:
Esta precioso este poema. Al leerlo por primera vez, se me salieron las lagrimas. Gracias.
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